Es evidente que entre polacos y españoles existen diferencias culturales, negarlo sería faltar a la verdad. Que sean más o menos pronunciadas eso ya es cuestión de cada uno. Mucha gente cuando se acerca a Polonia, imagina a los polacos, más o menos, como alemanes. Muy cuadriculados, perfeccionistas y puntuales. La verdad es distinta. No son ni alemanes ni latinos. Son eslavos.
Es difícil describir a un país sin caer en tópicos pero puedo decir que se trata de gente que a primera vista pueden parecer distantes pero que, poco a poco, se revelan como personas calidas y amigables. Por lo tanto, ganarse la confianza de un polaco no es del todo fácil. Tal y como sucede en otros países de Europa tienden más a tener un pequeño grupo de amistades con las que se mantiene una estrecha relación a lo largo de años y años. Es algo así como se dice que pasa con los nórdicos, cuesta hacer amigos, pero cuando los consigues son para toda la vida.
Probablemente, la diferencia más acusada se encuentre en el carácter de la gente. Por lo general son más callados y tranquilos que los españoles, lo cual dicho sea de paso, no es difícil. Por lo tanto, no debe sorprender ir a un bar y estar cinco minutos sin cruzar palabra con tu acompañante. Para el polaco los silencios son una parte de la conversación tan importante como las palabras.
El español así como el italiano son vistos con especial simpatía aunque esta visión se encuentra plagada de estereotipos. Se nos considera personas alegres y simpáticas, siempre dispuestas a la fiesta y a la siesta. Tapas, fiesta, torero, sangría… son palabras comunes en el vocabulario de un polaco. Es común encontrar a polacos que hayan estado en el levante español de vacaciones.
Siendo sinceros, cuando vine a Polonia no esperaba encontrar una picaresca tan extendida. Lamentablemente en eso se parecen a los españoles. Supongo que es un vestigio de la época comunista en la que ante la ineficiencia del estado el recurso al trapicheo, al mercado negro era simplemente una necesidad. Otra herencia de la época comunista es la mentalidad de mucha gente mayor. Acostumbrados a la burocracia y lentitud generalizada de esa sociedad no acaban de encontrarse en un sistema capitalista. Mucha gente que trabaja de cara al público parece que te hace un favor cuando te atiende.
Es difícil describir a un país sin caer en tópicos pero puedo decir que se trata de gente que a primera vista pueden parecer distantes pero que, poco a poco, se revelan como personas calidas y amigables. Por lo tanto, ganarse la confianza de un polaco no es del todo fácil. Tal y como sucede en otros países de Europa tienden más a tener un pequeño grupo de amistades con las que se mantiene una estrecha relación a lo largo de años y años. Es algo así como se dice que pasa con los nórdicos, cuesta hacer amigos, pero cuando los consigues son para toda la vida.
Probablemente, la diferencia más acusada se encuentre en el carácter de la gente. Por lo general son más callados y tranquilos que los españoles, lo cual dicho sea de paso, no es difícil. Por lo tanto, no debe sorprender ir a un bar y estar cinco minutos sin cruzar palabra con tu acompañante. Para el polaco los silencios son una parte de la conversación tan importante como las palabras.
El español así como el italiano son vistos con especial simpatía aunque esta visión se encuentra plagada de estereotipos. Se nos considera personas alegres y simpáticas, siempre dispuestas a la fiesta y a la siesta. Tapas, fiesta, torero, sangría… son palabras comunes en el vocabulario de un polaco. Es común encontrar a polacos que hayan estado en el levante español de vacaciones.
Siendo sinceros, cuando vine a Polonia no esperaba encontrar una picaresca tan extendida. Lamentablemente en eso se parecen a los españoles. Supongo que es un vestigio de la época comunista en la que ante la ineficiencia del estado el recurso al trapicheo, al mercado negro era simplemente una necesidad. Otra herencia de la época comunista es la mentalidad de mucha gente mayor. Acostumbrados a la burocracia y lentitud generalizada de esa sociedad no acaban de encontrarse en un sistema capitalista. Mucha gente que trabaja de cara al público parece que te hace un favor cuando te atiende.
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