24/2/11

Alemania: DIFERENCIAS CULTURALES


Cuando los españoles pensamos en los alemanes los imaginamos rubios, con los ojos azules, robustos y de más de metro ochenta. Y es que al igual que en España hay gente con todos los aspectos y no sólo nos vamos a encontrar ese estereotipo. También hay que tener en cuenta que en las últimas décadas Alemania recibió mucha inmigración.

El tópico del alemán cuadriculado y puntual, en parte es realidad, pero también tiene su razonamiento. Es muy típico que todo alemán disponga de una agenda y organice su vida a través de ésta. No es nada fácil dar paso a la espontaneidad. Los alemanes apalabran las citas con sus amigos, los encuentros para tomar un café, la visitas a la familia, las excursiones, el ir a hacer deporte incluso las vacaciones con un año de antelación ya que así consiguen muy buenas ofertas. El ir a casa de un alemán sin avisar como visita puede sentarles mal o muy probablemente “no será un buen momento y no te podrá atender” ya que no esperaba esa visita y le coge de imprevisto.

La puntualidad tiene también su razón de ser, ya que ellos valoran mucho su tiempo y el no pasar frío mientras esperan por eso siempre prevén los atascos o problemas con el transporte y son más realistas a la hora de calcular los tiempos de desplazamiento. Si alguien se retrasa se suele llamar para avisar y es muy normal ya encontrarse dentro de un bar tomando una cerveza o un café mientras lees un libro.

Los españoles solemos caer simpáticos al igual que los italianos, porque no hay alemán que se precie que no haya estado en Mallorca, Canarias o Barcelona. Casi todos conocen la paella, la sangría o la palabra “cerveza”. Pero ellos también juegan a los tópicos con nosotros, y según ellos solemos ser bajitos, morenos de cabello y piel, muy alegres y simpáticos.

Y es que el carácter alemán suele ser algo más calmado y reservado, sobre todo en lugares públicos como el metro, cafés o buses es muy típico ver personas leyendo, sin hablar muy alto, guardando una cierta compostura, ya que eso puede molestar al resto.

En nuestra cultura es muy usual sonreír por la calle o en el transporte público incluso mirar fijamente a los ojos, esto último puede llegar a ser algo ofensivo para un alemán, en cuanto a sonreír a alguien mirando fijamente, ellos pueden entender que esa sonrisa puede tener “segundas intenciones” o que te ríes de el/ ella.

El contacto físico es otra de las grandes diferencias que hay entre nuestras dos culturas: En España cuando se habla con alguien es muy típico que las distancias sean pequeñas y que haya algún contacto físico, ya sea una palmada en la espalda, en el hombro o gesticular cerca de la otra persona; Normalmente el interlocutor alemán suele entender que invades su espacio entre tu y esa persona, incluso le puede hacer sentir incómoda. El mejor ejemplo se da a la hora de saludarse. Un alemán primero dará la mano indiferentemente de si saluda a un hombre o a una mujer y hasta que no haya mucha confianza, no pasará a dar besos o abrazos (pero para que se dé esta situación suelen pasar meses).

Para nosotros ir a una fiesta suele ser conocer gente, comer, beber y bailar; para lo alemanes sobre todo en el norte, es la mejor oportunidad para socializarse y en estas fiestas se bebe mucho, se come algo y sobre todo se habla, es el momento para conocer gente nueva y a pesar de la música no se suele bailar, sólo en las discotecas o pubs.


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