1/5/09

Polonia: HISTORIA

Puede decirse que la historia del país comienza a comienzos del segundo milenio bajo la dinastía de los Piast. Esta dinastía se convierte al cristianismo y logran unificar, más o menos, una multitud de principados y territorios autónomos. Curiosamente, en aquellos momentos la extensión territorial de Polonia era similar a la que ocupa en la actualidad después de numerosas guerras, particiones y cambios fronterizos.

La baja edad media se halla marcada por las constantes luchas con los caballeros teutones que poco a poco iban ampliando su influencia en las regiones de Prusia y Curlandia. Dentro de esta dinámica, la batalla de Grunwald (1410) marca un punto de inflexión y supone la derrota de los teutones y su sometimiento teórico a la dinastía polaca.

Sin embargo, antes de Grunwald otro hecho marcaba un hito de igual importancia a la hora de definir la historia polaca durante los siglos siguientes. La Unión polaco-lituana. Tendría sus orígenes en el establecimiento de la dinastía Jagellón, a finales del siglo XV y se refrendaría a través de la Unión de Lublin en 1569.

Polonia entró en el siglo XVI como una de las grandes potencias europeas. Sin embargo, al igual que España, su esplendor no durará mucho... Progresivamente el país se va debilitando y entra en decadencia a pesar de algunas acciones exteriores verdaderamente notables como el levantamiento del Cerco de Viena por Juan Sobieski. Las victoriosas campañas de los suecos, en concreto de Carlos Gustavo XII, convierten Polonia en un campo de batalla que acaban de arruinar la economía del país. Esos cuatro años de desastres quedarán gravados en la historia polaca como los del Diluvio.

A medida que el país se disgrega y la autoridad real se debilita, sus poderosos vecinos van aumentando su influencia. En el siglo XVIII Polonia era simplemente un juguete sobre el que las potencias limítrofes hacían y deshacían a placer. Los tres sucesivos repartos por parte de Austria, Rusia y Prusia borran a Polonia del mapa durante más de 120 años.

El periodo napoleónico reaviva las esperanzas de la independencia polaca que se frustran rápidamente con la derrota del corso. Durante todo el siglo XIX se suceden los levantamientos contra la ocupación, todos ellos fracasados. Destaca entre ellos el realizado por Kosciuszko, verdadero héroe nacional polaco, quien lucho también por la independencia de los Estados Unidos. La primera guerra mundial y el decidido apoyo del presidente Wilson a la causa polaca devuelven a Polonia a la escena internacional y el país recobra la independencia.

Los años siguientes son convulsos: la cuestión de las fronteras lleva a enfrentamientos con checos, lituanos, ucranianos, alemanes y rusos. La dictadura de Pilsudski reemplaza a un gobierno incapaz y es en este contexto cuando llega la Segunda Guerra Mundial. Sin duda, supone un holocausto para Polonia que pierde cerca de 6 millones de personas, la práctica totalidad de la comunidad judía, así como su independencia, ya que a la conclusión de esta cae como todos sus vecinos bajo el yugo soviético. Asimismo, las pérdidas culturales son estremecedoras. La destrucción de Varsovia es un episodio que muestra la crudeza de esa contienda. La resistencia polaca provocó un levantamiento en Varsovia para liberarla de los alemanes, así como para reafirmar su independencia respecto a unos rusos que se negaban a reconocer el gobierno en el exilio polaco. La inactividad rojo que contemplaba desde el otro lado del Vístula permitió una feroz reacción alemana que literalmente redujo la ciudad a escombros.

El periodo comunista arroja un velo de oscuridad sobre Polonia, así como sobre el resto de países del bloque soviético. 44 años de economía planificada, de dictadura, de represión. Polonia, a través del movimiento Solidaridad se convierte en uno de los elementos de ruptura del bloque durante la década de los 80.

Los años siguientes son bien conocidos. La democracia y la llegada de la economía de mercado con la difícil reconversión desde un modelo económico comunista. A la estabilización económica y política contribuyó la incorporación en la Unión Europea.

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